La aviación militar apunta a Cordoba
como vector comercial del poder aéreo

Diciembre 2004

 

Nacida en 1927, durante varias décadas la Fábrica Militar de Aviones de Córdoba fue considerada un semillero de obreros e ingenieros. En los años 50 desarrolló el Pulqui II y otras aeronaves que convirtieron a la Argentina en el octavo productor mundial. En aquellas instalaciones se desarrollaron incluso las motocicletas Puma, los tractores Pampa, los automóviles Institec y hasta los utilitarios Rastrojero. La fábrica fue el verdadero imán para que automotrices como Fiat se instalaran en Córdoba, transformando a la ciudad en el primer polo industrial del país.
 

En los 90 la fábrica de aviones se privatizó a manos de la estadounidense Lockheed Martin, con un lugar en el firmamento del millonario negocio de la aviación. A la sede cordobesa la dirige Alberto Buthet, un ingeniero de la vieja fábrica militar de aviones que lleva meses soñando una nueva criatura: el Pampa.



Se trata de un avión de entrenamiento fabricado especialmente para la Fuerza Aérea. El próximo jueves SE desarrollará el roll out, como se llama en el lenguaje de los aviadores la salida del taller. El Pampa AT 63 será el primero de una serie de 12 que se ofrecerán mitad para la Fuerza Aérea argentina y el resto, a los mercados internacionales. Dicen que no les faltan pedidos: en esta clase de aviones la demanda mundial se estima en más de 120 unidades por año.

Uno de los combustibles del proyecto, de acuerdo a Buthet, fue el actual valor del dólar. La firma, que ahora puede exportar piezas aeronáuticas a EE.UU., dio un vuelco. Y con la divisa a 3 pesos, la planta de Córdoba pudo fabricar 8.000 de las 11.000 piezas que componen el nuevo Pampa. Esa fuerte sustitución de importaciones ayudó a la formación de una red aeronáutica con empresas cordobesas. Puertas adentro, Lockheed retomó 90 empleados para una dotación que supera los 1.000. Este año facturará US$ 50 millones, que según prometen esta vez no se irán volando.
 

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