La paga de los soldados: los costos de la guerra y el precio del valor imperial (cont)

Tercer problema o desafío global: el envejecimiento del primer mundo
Por generaciones, los EEUU se han recostado en la ayuda material de otros países desarrollados para conseguir proyectos globales de interés común – desde defender la democracia hasta administrar la economía para ayudar a los pobres y oprimidos. Washington continúa apoyado en esta asistencia hasta el día de hoy, por lo menos para ayudar a solucionar los problemas globales expuestos anteriormente: la guerra contra el terrorismo y el financiamiento del déficit fiscal.


No obstante, en el futuro este sostén va a caer, no debido a pujas o mala voluntad, sino por una clara incapacidad, provocada por los costos fiscales explosivos del envejecimiento (2) y en definitiva de la declinación acelerada de la población cuyas proyecciones hacen sombra sobre casi todas las sociedades desarrolladas. Es una carga que afectará a todos los americanos, incrementando el costo de los primeros dos problemas ya vistos y forzando al país a asumir el liderazgo global en problemas que alguna vez fueron de otros.


La causa principal de la revolución demográfica que se avecina es la caída de la fertilidad. Desde los años 60, las tasas de nacimiento han estado descendiendo en forma constante en todo el mundo desarrollado (y en la mayoría de los países en desarrollo también). Pero mientras en los EEUU la tasa de fertilidad se ha estabilizado casi en 2,1 nacimientos por mujer, lo cual escasamente asegura una población estable, en otros países ha caído mucho más: 1,4 en Europa Occidental, 1,4 en Japón y 1,2 en ciertas naciones del sur de Europa como España e Italia. En la mayoría de estos países, la gente vive por lo menos tantos años como en los EEUU y la inmigración es mucho menor. Todas estas tendencias puestas juntas dan como resultado un muy rápido envejecimiento poblacional.


Si superponemos estos datos demográficos dramáticos a sistemas de jubilaciones extravagantes del tipo “pague como pueda" tenemos como resultado una tormenta perfecta. Los beneficios jubilatorios y los niveles de impuesto en la mayoría de los países en cuestión son bastante mayores que en los EEUU, y las edades jubilatorias han estado cayendo aún más rápido. Es común que los trabajadores europeos se retiren en el tramo 55-60 años por lo general bajo arreglos de incapacidad o desempleo. En Francia sólo el 39% de los hombres entre 55 y 64 años permanecen empleados, contra el 65% en 1980. Estas sociedades súper gerontes también van a consumir mas gasto en salud pública.


Para pagar tales costos, estos países podrían intentar elevar los impuestos. Pero muchos de ellos tienen ya una carga impositiva de mas del 45% del PBI e impuestos sobre los salarios de mas del 35%, tasas las cuales, ya han sido advertidos por sus principales economistas, no podrían aumentar sin producir el efecto de frenar la economía en mayor medida de lo que recaudarían.


Por cierto que los líderes políticos podrían proponer el recorte de beneficios, pero he aquí que esto causaría una feroz resistencia, ya que los jubilados en estos países dependen principalmente de los fondos públicos, que a su vez son defendidos vigorosamente por los sindicatos y sus aliados políticos. De esta manera, sea en Paris, Berlín o Roma, el líder político que sugiere aunque sea una leve reducción de beneficios, por lo general se arriesga a huelgas generales o demostraciones masivas en contra. En otras palabras, los amigos extranjeros de Washington van a enfrentar un acuciante dilema de si financiar armas o muletas mucho mayor que el que enfrentan los EE.UU..


Hay una cosa que es segura: los gobiernos del mundo desarrollado van a estar sometidos a intensas presiones para recortar otros tipos de gastos y jugar con mayores déficits presupuestarios. Estos recortes probablemente van a ser en defensa, seguridad y ayuda internacional. Y sus líderes van a ser cada vez más reacios a comprometer recursos públicos en acciones militares conducidas por los EEUU o en operaciones conjuntas con otras naciones. Mientras tanto los ahorros del sector privado están condenados a caer en la medida que el número de jubilaciones y pensiones crezca y la proporción de aportantes activos disminuya. En ese punto, la combinación de los grandes déficits y la caída de los ahorros van a revertir los grandes superávit de cuenta corriente que estos países históricamente generaron en la era de post guerra.


Haruhiko Kuroda, consejero especial del Primer Ministro de Japón Junichiro Koizumi y ex vice ministro de finanzas en temas internacionales es un experto de primera línea mundial. En conversaciones con él, me confirmó que uno de los grandes problemas de Japón es la peligrosa mezcla de una sociedad envejeciente con bajas tasas de natalidad, que conducirá en la próxima década a un descenso del 25% de los trabajadores de menos de 30 años, lo cual los enfrentará con déficit sin precedentes en el futuro. Cuando le pregunté como pensaba Japón financiar estos déficit me contestó “Como Ud. sabe, tenemos una tasa de ahorro muy grande y muy importantes superávit de la balanza financiera. “Pero Mr Kuroda”, repliqué, “Uds. están ahora financiando alrededor de un 25% del déficit de los EEUU, ¿como van a hacer para gastar el mismo dinero dos veces?” Me miró fijo y me dijo “Si. Es un problema muy serio”.


La magnitud del problema es tal que la tasa de crecimiento del PBI puede desacelerarse bruscamente y aún revertirse a negativa en aquellos países donde la tasa de descenso de la fuerza laboral supera el crecimiento de la productividad. El descenso poblacional sin ninguna duda va a hacer reformular las políticas migratorias y proteccionistas, a reorientar la estrategia geopolítica y construir una nueva cultura. Fuera de los EEUU, la población del mundo desarrollado está llegando a un pico. A principios del 2010, suponiendo que no haya cambios en los índices de fertilidad (hoy en descenso), se reducirá en un millón por año, y por el 2040 en mas de 5 millones por año.


Mas voluntad que fondos ?
Hay una realidad demográfica que está hoy clara: nadie puede sustituir a los EEUU en su rol global. No obstante los EEUU no pueden cumplir este rol sin enfrentar en forma realística sus costos totales. Las naciones líderes no pueden pedirle, a aquellas que intentan liderar, dinero prestado indefinidamente. Como lo dice el economista Benjamin Friedman “El poder mundial y su influencia históricamente siempre se ha acumulado en los países acreedores”. De la misma manera, las naciones líderes no pueden suscribirse a políticas exteriores basadas, como dice el historiador Niall Ferguson en la “filosofía de Wal-Mart: Siempre precios bajos”. La seguridad global nunca ha podido ser garantizada con recursos baratos y esto no va a cambiar en una época de fanatismos demenciales y armas de destrucción masiva de mano.


El Presidente George W. Bush alguna vez opinó que “los EEUU tienen mas voluntad que fondos, pero lo que necesitamos es voluntad” Quería significar que las buenas intenciones cuentan mas en las relaciones exteriores que los simples recursos materiales. Esto puede ser una verdad temporal y por algún rato corto en una de esas. Pero en definitiva las buenas intenciones necesitan recursos efectivos; la voluntad tiene que demostrar su propia existencia persuadiendo a los ciudadanos a abrir sus billeteras y, de ser necesario, renunciar a otros gastos!


Los EEUU podrían lograr un gran beneficio con un debate serio y realista del costo total de su agenda de seguridad en el largo plazo. Se le podría otorgar así la prioridad al control del deficit fiscal y, en particular, a la reforma de programas sociales hoy súper inflados en sus cifras. Sería un debate que conectaría las comunidades domésticas e internacionales exigiéndole a cada político plantearse esto: “ ¿Cuanto estoy dispuesto a pagar en mayores impuestos o en reducción de beneficios para financiar mis prioridades de seguridad?” En sus vidas personales y en el seno de sus hogares, la gente sabe que no se puede pedir mayores sacrificios o prometer nuevos beneficios sin considerar las consecuencias con mucho cuidado. ¿Porqué las cosas habrían de ser diferente en la vida de una nación?
 

(2) se refiere a la pirámide poblacional (N. del T).

 
<<< Anterior   


 

[Portada]