La noche de los muertos vivientes

Firmenich presento un libro en Córdoba matizado con sobreentendidos.

Marzo 2005

Edgardo Arrivillaga


La inesperada reaparición de Fimenich en la política argentina cumple funciones diversas. En principio parece despegar al presidente Kirchner definitivamente de Montoneros y lo vincula mas bien a la JP Lealtad, el grupo de Montoneros disidentes que se exiliaron en México y desarrollaron un discurso político dialoguista tanto con las Fuerzas Armadas procesistas blandas – el sector de Viola - como con otros sectores de la vida nacional ,incluso radicales y demócrata cristianos aunque su supervivencia política y económica fue obra de la absolutamente legal y abierta Masonería mexicana a través del PRI. También en eso no estaban exactamente en la posición de Firmenich, porque privilegiaron.una centralidad política con un nivel de aperturismo que desautorizaba la vía militar elegida por Montoneros, pero que se frustro con la prematura muerte de Perón y sin un interlocutor con capacidad de genuina convocatoria de las fuerzas sociales argentinas no podía prosperar.

En esta entrevista, otorgada a La Nación, Firmenich parece querer reciclarse en el país pero también revela aspectos de inesperada consensualidad que se refieren muy elípticamente a la crisis actual con la Iglesia. en momentos en que las relaciones entre Roma y la Argentina están en su peor momento desde las presidencias de Roca, Alvear y Perón. Tal vez haya sectores del gobierno interesados en tender puentes, en verdad toda clase de puentes – pontífice significa precisamente hacedor de puentes – con Roma después del estruendoso conflicto provocado con el Vicario Castrense.

Esta búsqueda de consensualidad seria para el gobierno una de las formas de recomponer con la Iglesia sin perder demasiado la cara.. Lo del aborto, muy poco serio y escasamente viable justamente después de este conflicto, quedaría subsumido en una interminable comisión ad hoc y claramente sine die.

Estas sorpresivas y mesuradas declaraciones del ex guerrillero - ya de cierta edad - no parecen ser casuales, pero como en un palimpsesto de recuerdos de la generación de los 70 despertara polémicas y viejos odios. Servirá también para desmitificar la historia de este hijo de croatas de sangre caliente, que nunca disparó una sola ametralladora en su vida pero que mandó a la muerte a la vanguardia intelectual de toda una generación, tema sobre el cual no desarrolla ninguna autocrítica excepto señalar que la guerra revolucionaria es hoy un paradigma superado.

Los deseos de consenso, actual paradigma, parecen ser algo mas recientes.

LAS DECLARACIONES

CORDOBA.- "No hay alternativa al consenso", sostiene quien fue el jefe máximo de la organización Montoneros, protagonista de uno de los tramos más sangrientos de la historia argentina. Mario Eduardo Firmenich habla hoy de que el país necesita de un nuevo contrato social edificado precisamente sobre la base del consenso, alude con frecuencia a experiencias europeas y considera que la lucha armada -que él practicó- es un paradigma que, junto con otros, se desplomó.

Uno de los guerrilleros que carga en su mochila terribles decisiones no parece hoy tener que ver con aquella figura que ha quedado asociada a órdenes de matanzas y de operaciones suicidas. Durante una entrevista con LA NACION se refiere a una evolución "personal" y de "circunstancias" que transmiten la impresión de "dos Firmenich". Sin embargo, en otro reportaje, con un periodista de televisión, lo malhumoró una pregunta, a raíz de la cual insultó y retó a duelo al cronista.

Del gobierno de Néstor Kirchner -de quien rechaza que haya sido montonero- no abunda. Juzga que la crisis que estalló en 2001 "está administrada, podría ser un poco mejor o peor, pero han sido contenidas las tendencias disgregadoras más graves o más peligrosas". Lo que le señala es que "no hay en ciernes todavía un replanteo de cuáles son las reformas de estructura que el conjunto de la Nación argentina puede pactar como políticas de Estado a largo plazo".

Lo más crítico que se le escucha decir del Presidente es que "el transversalismo es un intento de darle un nombre distinto al propósito de construir un partido político por fuera del PJ".

Firmenich, de 57 años, vino a Córdoba por dos motivos. El primero, participar del casamiento religioso de su hijo, Mario Javier, y del bautismo de su primer nieto, Xavier. Ambas ceremonias tuvieron el marco bullicioso de los chicos que ampara el Hogar Betel, del Padre Francisco Luchessi (ya fallecido).

Allí, Firmenich hijo pasó los cinco primeros años de su vida, entre 1976 y 1981. Su madre lo dio a luz cuando estaba presa. Hubo gestiones que posibilitaron que fuera entregado y criado por Luchessi, el cura que casó en la clandestinidad al jefe montonero y a María Elpidia Martínez Agüero.

La segunda motivación fue la presentación de un libro de su autoría, "Eutopía", basado en su tesis para graduarse de doctor en Economía en la Universidad de Barcelona. Define a la obra como "una propuesta alternativa al modelo neoliberal". La explicó anoche, en la sala del gremio Círculo Sindical de la Prensa, cuya conducción adhiere a la CTA.

Conversó con LA NACION en la sede del Seminario Iberoamericano de Estudios Socioeconómicos, que integran varios ex miembros de Montoneros, una casona del barrio Alta Córdoba. Mate y termo a mano, habla con bastante acento español o, más bien, parecido al catalán característico de algún famoso cantor que ha visitado la Argentina. Las eses derrapan y se oyen como zetas.

De Córdoba se irá a Mendoza y a San Luis y terminará en Buenos Aires. Para reuniones con "compañeros y amigos, pero -aclara- son básicamente para intercambio de opiniones, no son reuniones de una estructura política que no existe". Antes, ha remarcado que "Montoneros no existe más".

-¿En qué anda políticamente hoy?

-En pensar en cómo debemos afrontar el desafío de reformular nuestro proyecto de Nación. Es necesario replantear el fundamento mismo del Estado que es su contrato social.

-¿Y cómo piensa que eso se lleva a la práctica?

-La partidocracia ha sido cuestionada en la Argentina y ha sido incapaz de plasmar un nuevo modelo de desarrollo. El contrato social requiere la participación de las múltiples instancias organizativas que tiene la sociedad civil que abarca desde organizaciones gremiales patronales y sindicales y hasta los sectores excluidos, que hoy tienen interlocutores válidos al igual que la Sociedad Rural o la Unión Industrial. No dejamos de ser el país del cabildo abierto.

-¿Y dónde funciona algo igual o parecido?

-No funciona en ningún lugar así como lo estoy planteando. El mundo funciona sobre un paradigma que está montado desde la revolución industrial, de revolución por confrontación, de hegemonía que se impone sobre los demás. Y por este mecanismo la humanidad llega a los límites de su existencia. No puede continuar así. En Europa tenemos algunas evidencias de cómo es posible lograr consensos: el euro es la primera moneda de la historia que se ha impuesto sin guerras. Se ha impuesto por consensos.

-¿Cuándo habla de la Sociedad Rural, en qué quedaron aquellos enconos con "la oligarquía"? ¿Hay una revisión suya?

-Hay un cambio de paradigma mío. He desarrrollado mi participación en la luchas políticas argentinas dentro del paradigma pretérito. Ese paradigma, de la revolución, de la revolución francesa, es la noción de que un sector destruye o cambia el orden social imperante y propone otro. Sin embargo hace falta un cambio de estructuras, que es una revolución, que hay que consensuar. Eso es posible y Europa lo demuestra. No hay alternativa al consenso.

-¿Por todo lo que dice, parecen dos Firmenich, el de la década de los 60 y 70 y el de hoy?

-Hay una diferencia, me parece, por un lado, de evolución personal, pero por otro lado, mi evolución no está ajena a las circunstancias de evolución del mundo, los paradigmas que alimentaban nuestro ideario político en los años 70 se han desplomado. Y me parece un anacronismo absoluto -alguna gente incurre en él- mantener un discurso con planteamientos programáticos e ideológicos que han caído, que la realidad que los circunda no los sostiene.

-Tampoco ya habla de lucha armada...

-No, porque sería un contrasentido con el contractualismo, la lucha armada o cualquier otra forma de confrontación forma parte del paradigma de la imposición de uno sobre otro, de la revolución como idea de imposición.

-Algunos amigos o compañeros suyos hoy están en el Gobierno.

-Sí.

-El ex presidente Menem dijo que este es un gobierno de montoneros...

-Es falso, desde muchos puntos de vista y además es un acto de macartismo de parte de Menem. No es cierto porque, primero Montoneros no existe como organización; segundo, los montoneros no existen como proyecto político actual. La acusación de montonero al presidente Kirchner hay que decirlo con claridad: fue simplemente un militante de la Juventud Universitaria Peronista de La Plata y se fue disidente por derecha con nosotros en el 74, porque optó por [el grupo] Lealtad a Perón y nosotros planteábamos la crítica a Perón por Isabel y López Rega. De modo que en ningún sentido este es un gobierno montonero y por otra parte el proyecto en curso ni siquiera es setentista, como se dice, es más ochentista que setentista.

-¿De qué vive hoy?

-De mi trabajo.

-¿Y dónde trabaja?

-En España.

-¿En qué?

-De profesor.

-¿Dónde?

-En tres universidades.

-¿Cuáles?

-Podría citarlas si no fuera la Argentina tan macartista y quieran empezar a intentar quitarme mis trabajos como lo hicieron alguna vez.

-¿Piensa volver a radicarse en la Argentina?

-En la medida que tuviera una oferta de trabajo académicamente relevante, la aceptaría, como si fuera cualquier otro país del mundo. No tengo ninguna propuesta atractiva que me permita hoy radicarme

 

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