Radiografía de una pampa ausente de funcionarios

Marzo 2005

por Abel B . Fernandez


El grupo Pampa Sur, que encabeza la presidente de la Comisión de Agricultura en Diputados, María del Carmen Alarcón, muy cercana a Carlos Reutemann, y que se plantea como un centro de análisis y difusión de la realidad del campo argentino, organizó unas jornadas el 11 y 12 de marzo en el Hotel Castelar, para debatir sobre el agro en el proyecto nacional, con gobernadores, funcionarios, legisladores y políticos.

No puede decirse que no tuvieron éxito: ante casi medio millar de asistentes, además de un surtido de la dirigencia rural, estuvieron y hablaron caras políticas conocidas: Macri, López Murphy y el socialista Rubén Giustiniani. Pero en ciertas ocasiones, las ausencias resultan más llamativas que las presencias. Curiosamente, en un seminario impulsado por peronistas, los dirigentes justicialistas invitados - el vicepresidente Daniel Scioli, el titular de Diputados, Eduardo Caamaño, el presidente del bloque Díaz Bancalari, hasta el diputado lavagnista Alberto Coto - decidieron a último momento con rara unanimidad que tenían otras obligaciones.

Inclusive los gobernadores del oficialismo que estaban en el programa impreso brillaron por su ausencia: el salteño Romero, el santafesino Obeid, el chubutense Das Neves, y el entrerriano Busti. Sólo estuvo el radical chaqueño Nikisch.

Uno de nuestros amigos, Abel Fernández, estuvo ahí (asegura que como interesado en los temas agrarios y no como político peronista) y se sintió motivado a escribirnos la siguiente carta.


Estimados:

Este viernes 12 estuve un rato en el primer día de las Jornadas que Pampa Sur armó con organizaciones rurales, principalmente de Santa Fe. Creo que todos saben de qué se trata (el sábado 13 apareció en Clarín un buen resumen).

También pienso que estaremos de acuerdo en que fue un error del gobierno abandonar a la oposición una oportunidad como esa para hacer política con el agro. En los últimos 40 años ha pasado a ser el sector más dinámico e innovador de la economía argentina. En los últimos 30, la industria ha dejado de serlo, salvo, justamente, la agroindustria (Las excepciones, industrias que también exportan y que hay en siderurgia, tecnología nuclear, biotecnología y, en los últimos dos años, en maquinaria agrícola, no alcanzan a inclinar la balanza). Los servicios, el estado, los planes sociales … la mayor parte de los argentinos viven de ellos, pero no podemos llamarlos dinámicos.

Pero eso es para un trabajo sobre economía. Quiero hablarles de política, de dos discursos que escuché mientras estuve allí. Uno fue el de Mauricio Macri, otro el de Susana Rueda. Uds. saben que, al igual que muchos de los dirigentes porteños, no tengo un alto concepto del Mauricio como político. Por eso, les sorprenderá que les diga que dio un discurso muy bueno. Estuvo suelto, ingenioso, duro (“hace 35 años, cuando era un pibe, escuchaba discutir las retenciones que Krieger Vasena puso, y que servían para financiar fábricas de aluminio. Hoy financian aerolíneas que contrabandean droga”). Es decir, ocupó el espacio que el oficialismo le regaló.

Sobre todo, logró dar la imagen que tenía un proyecto de cambio y de crecimiento para la Argentina. Sólo era un discurso, por supuesto, pero eso es lo que los políticos hacemos. Me hizo recordar que hoy son muchos los compatriotas, por encima de la línea de la pobreza, angustiados por la sensación que nuestro país flota a la deriva hacia la decadencia y que quieren alguien que les convenza que puede hallar una salida. Ese es el sector que compró el proyecto frondizista, que creó el clima de apoyo al golpe de Onganía, y le dio a Menem los votos que tuvo por encima del peronismo tradicional. Con ellos sólo no se gana, pero no se puede triunfar y mantenerse sin ellos.

Hay que marcar también el punto flojo del discurso de Macri. Cuando, para diferenciarse del orador que estaba a su lado y a quien se refería amablemente como Ricardo, enunció “Porque como dijo el General Perón …La realidad es la realidad” los amigos que estábamos ahí cambiamos sonrisas. Lo que la historia no da, Salamanca non presta.

A continuación, le tocó hablar a Susana Rueda. Espero que el Hugo no lo tome a mal si digo que habló muy bien, con un excelente nivel, para dar el enfoque de una dirigente sindical formada por el peronismo sobre las retenciones, y cómo y para qué habían sido dispuestas. Pero lo que quiero remarcar es una parte de su discurso, cuando, respondiendo a alguien ¿Giustiniani? que había dicho que estábamos en la Argentina post-default, señaló que no debíamos olvidar que también estábamos en la Argentina post-políticas neoliberales, apertura indiscriminada, desocupación masiva …

Me pareció una forma adecuada de llamar la atención sobre la otra cara: que la experiencia de Menem y lo que se percibe por gran parte de nuestro pueblo como sus resultados, han dejado huellas negativas muy profundas, que ni el peronismo ni nadie que aspire a gobernar nuestro país pueden omitir. En un año que el presidente ha decidido plebiscitar su gestión, y que se forman dos grandes coaliciones (con la excepción hasta cierto punto, en la Capital, de Lilita Carrió) que enfrentan, por un lado, a un P.J. desmotivado y un centro izquierda prebendario, y por el otro a un centro derecha que no procesó el derrumbe de la convertibilidad, da tema para reflexionar.

Un abrazo,
 

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