Una carta a la redacción

¿Se agota el petróleo?

Junio 2005

Por: Gerardo José González.
 

Estimados amigos , el petróleo se acaba y es el problema central para la dilemática situación sudamericana y aquí van mis ideas al respecto, es cierto en apretada síntesis pero mi propósito es que el tema se discuta y se instale ya que de una forma tangencial....desde lo jurídico para ser preciso, me considero conocedor del asunto..Y mis observaciones ,hondamente sentidas y vividas desde la instrumentación de una política petrolera , son básicamente las siguientes :


Observar la historia de la energía desde 1850 hasta hoy es algo fascinante.


En ese año los países industriales consumían carbón y los otros madera.


Cuando Rockefeller descubrió petróleo en Nueva Jersey hizo fortuna vendiendo kerosén en bidones de lata para alumbrar las casas y alimentar los calentadores de comida, como el Primus de nuestros abuelos, durante veinte años. Después Henry Ford y otros requirieron nafta (gasolina). Y los alemanes gas oil. Poco más tardó la petroquímica en aparecer. La expansión del petróleo ocurrió en Estados Unidos porque eran el país de mejores reservas explotables y el mayor consumidor. Por eso desarrollaron las mejores tecnologías. Todas: los oleoductos, refinerías, exploración, perforación. Las inversiones acompañaron la ventaja tecnológica.


Los medios de difusión informan poco y sesgado del tema.


Nadie dice que la mitad de la carga marítima del mundo son hidrocarburos.


Ni que las primeras y mayores transnacionales fueron y siguen siendo estas.


Es el mayor negocio del mundo, el más rentable.
Los empresarios descubren los límites cuando los encuentran, nunca antes.


Bueno, los expertos dicen que no hay hoy grandes yacimientos por descubrir.


Estalló el escándalo de la mentira de Shell sobre sus reservas.


Esto coincide con una llamativa parálisis de la inversión en refinerías en los últimos quince años. Ambas realidades determinaron el actual precio del petróleo, que se mantendrá de aquí en más. Todo indica que u$s 40 es el precio mínimo. Y el máximo nadie lo sabe, pero se estima en u$s 60 promedio en los diez años que siguen. No es la política quién fija el precio, sino el mercado de oferta y el de demanda. Dicho de la otra manera, los proveedores y demandantes harán política energética desde la realidad mundial.


Tampoco se señala suficientemente la importancia sustitutiva del gas.


Se puede transportarlo por oleoductos o licuarlo y enviarlo por barcos. Esta es la principal revolución energética en curso. Lentamente, los países ricos cambiarán el petróleo por el gas.


Argentina es un caso de locos. Vendió su petróleo y gas, muy escasos, a empresas extranjeras y nacionales que lo exportan y –a la par- abastecen la demanda interna. Es un caso único en el mundo, justamente por la baja cantidad de reservas. Al haberse desentendido del tema el Estado nacional, no se sabe cuánto se sacó y cuánto queda de petróleo y gas en nuestras cuencas.


Las provincias ricas en hidrocarburos: Santa Cruz, Neuquén, Salta, Chubut, Tierra del Fuego lograron reformar la constitución nacional declarando de su propiedad esta parte del subsuelo. Es cosa de locos, como si Escocia hubiera logrado ser dueña de los yacimientos del Mar del Norte. Así estamos: en la cuenca malvinense está Inglaterra y aquí Santa Cruz. Y prueba sobrada son los ahorros que la segunda provincia en territorio tiene bien guardados afuera, por confeso consejo de Domingo Cavallo. Dicho sea esto de paso para el debate acerca de la década de los noventa, que está de moda.


Menem, Delarruina, Duhalde y Kirchner no hablan del asunto, como si no fuera uno de los temas nacionales esenciales.


Zapatero dice que quiere una alianza estratégica con Argentina. Eso es Repsol.


Pero el Cono Sur tambalea. Los expertos opinan que el gas a Chile sufrirá restricciones, porque prima el abastecimiento interno. Verá Bolivia a quienes vende su inmenso gas: Brasil y Argentina son los únicos clientes. Perú está ejecutando la obra de Techint Camisea, para exportar a Estados Unidos el 70 % de su gas licuado, hasta que internamente lo cuestionen.
La única potencia que puede estabilizar una estrategia sostenible energética sudamericana es Brasil. Por producción, consumo, cercanía, tecnología, capital y –lo esencial- poder político mundial.


Pero nuestro gobierno no lo admite. Intenta peregrinos negocios con Chávez, la China y diez más. Lo que Argentina debe hacer es acordar con Brasil, Chile, Bolivia, Perú, Colombia, Ecuador y Venezuela, sin olvidar a Paraguay y Uruguay.


Lo que resulta imperdonable en un presidente proveniente de una provincia petrolera es su postura subyugada a los poderes del negocio. Presenta así un flanco debilísimo que una oposición inteligente sabría atacar.


Desde Sumeria hasta hoy, la corrupción principal no es el oro que recibe, sino la ganancia ilegítima de otros que el Príncipe permite.

Saludos
Gerardo José González.

 

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