Porque Perón no tomó revancha

Julio 2005

por Miguel García Moreno

 

La historia no es exactamente una foto. Tampoco una solicitada. La historia es la gran maestra que puede evitarnos cometer errores, aquello tan básico de no "volver a tropezar con la misma piedra". Y esto cobra fundamental importancia cuando se pretende recordar coyunturalmente hechos dolorosos de nuestras confrontaciones internas.


"Olvidar lo malo también es tener memoria" decía nuestro Martín Fierro. Y hay sabias y fatales resonancias bíblicas en las palabras del gaucho.


Probablemente estos consejos guiaron al general Perón en su regreso a la Patria para no avivar recuerdos que en nada contribuían a la unidad nacional.


Por el contrario, luego de escuchar los relatos de los padecimientos que había sufrido el pueblo peronista en los años de la marginación, les respondió a sus interlocutores "Sería bueno que pensemos por que nos odiaban tanto".

Y buscó la unidad y la reconciliación en la amplia reunión en el restaurante "Nino", y a través del abrazo con Balbín, el enemigo histórico políticamente más consecuente y frontal.. Y a los peronistas nos enmendó, amplificándolo, nuestro propio apotegma al decir con atareada vocación reconciliatoria: "para un argentino no hay nada mejor que otro argentino".

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Perón estaba construyendo el último peldaño de un proyecto nacional que agregaba una cuarta bandera a las ya conocidas que lo llevaron a la estrategia exitosa y vencedora de la historia nacional. La bandera de la Unidad argentina simplemente.


Sin embargo todavía hoy deambulan predicadores del odio que no lo escucharon o no lo entendieron porque viven en el descampado del oprobio.


Los resultados de esa ceguera ante la gran política , engrandece más la prédica del viejo General autodefinido como un león herbívoro, la figura mas heterodoxa de todas las alternativas que nos proponen las fieras de combate.

 
.La figura que viene exactamente después del combate porque la espada esta cansada y ha llegado la hora de construir, tarea que austeramente se inicia con el enemigo argentino que ha dejado de serlo.

Sospecho que quienes critican al General Perón por no haber resaltado los crímenes que se produjeron en los bombardeos de Plaza de Mayo en 1955, lo hacen porque creen que el odio capta más votos que la reconciliación.

Como peronista en servicio activo y militar ya en retiro efectivo , estoy convencido que los que insisten en la división del pueblo argentino, merecen el calificativo de anticuados reclutas de la muerte cíclica.

Y es poco probable que Perón los hubiese acompañado en el demagógico incordio.
 

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