Octubre 2005
Por Scott Miller - The Wall Street Journal
BRUSELAS — Las disputas que por largo tiempo han sostenido Europa y los países
en desarrollo por el comercio del banano y el azúcar, hasta ahora un asunto
secundario en el marco de la discusión mundial sobre el libre comercio, se
perfilan como amenazas a las negociaciones globales.
Desde América latina al Pacífico Sur, las naciones más pobres amenazan con usar
la reunión en Hong Kong de ministros de Comercio para obligar a Europa a cambiar
las reformas proyectadas para los mercados bananero y azucarero. Estos cambios
apuntaban a liberar el acceso a los mercados, pero estas medidas traen cambios
en las gravámenes y cuotas que, según los países exportadores, los arruinará
económicamente.
La conferencia global sobre comercio, llamada Programa de Doha para el
Desarrollo, ha recibido presiones para que se pronuncie sobre los desacuerdos.
Los negociadores debaten resolver desde reducir los gravámenes sobre productos
agrícolas hasta hacer más accesibles las industrias de servicios del mundo. El
último intento por romper el estancamiento sobre el comercio agrícola tendrá
lugar en París. Este fin de semana se reunirán los negociadores comerciales más
importantes de Estados Unidos, Europa, Brasil e India, entre otros.
Los ministros de los países en desarrollo dicen estar desilusionados por las
negociaciones, que no reflejan sus intereses. Aseguran que los planes europeos
de reformar los mercados del azúcar y el banano los podría dejar aún peor. "Es
posible que tengamos otro Cancún", advirtió Clement Rohee, ministro de comercio
de Guyana refiriéndose a la desastrosa reunión de ministros en la ciudad
mexicana en 2003, que casi descarriló la conferencia.
Rob Portman, representante de Comercio de EE.UU., y su colega europeo, Peter
Mandelson, presentaron el escenario de cómo los impactaría una rebaja en los
aranceles pero no discutieron en profundidad los subsidios agrícolas
estadounidenses que, según la UE, deberían reducirse antes de que ésta rebaje
los gravámenes de importación.
Los países emergentes han aprovechado estas reuniones de alto nivel para llamar
la atención sobre el tratamiento que reciben algunos cultivos en particular. Las
reglas que la Unión Europea aplica al comercio bananero, por ejemplo, se
determinaron en una reunión de ministros en Doha, Qatar, en 2001. En Cancún, dos
años más tarde, un grupo de países africanos puso de relieve los subsidios
gubernamentales que recibe el algodón estadounidense y consiguió que la
Organización Mundial de Comercio formara un comité especial para oír y resolver
sus quejas.
Europa también se encuentra en una posición difícil. Durante años ha comerciado
azúcar y banano bajo regulaciones que protegían a sus propios productores, así
como los de muchos países en desarrollo. Pero, impulsada por la necesidad de
cumplir con las reglas de la Organización Mundial de Comercio y de ahorrar el
dinero de los subsidios, está tratando de abrir los mercados a una mayor
competencia.
En el caso de los productores azucareros, estas medidas suponen un recorte de
39% de los subsidios que benefician no solamente a los productores europeos,
sino también a los de países de Asia, el Caribe y el Pacífico (ACP), la mayoría
ex colonias. En una reunión en Bruselas, los ministros de comercio y agricultura
de la ACP pidieron a la UE un menor recorte de los subsidios. La petición fue
denegada. Arvin Boolell, ministro de Agricultura de Mauricio, dijo que este
fracaso "anuncia la muerte de la industria del azúcar de caña en la región ACP",
que agrupa a 18 países que perderían al menos US$ 366 millones en ingresos por
exportaciones.
Al mismo tiempo, la Unión Europea está intentando reemplazar una serie de cuotas
que regulan las importaciones de banano desde 2001 con un sistema basado
principalmente en aranceles aduaneros. Sin embargo, estos planes establecen
acceso libre de impuestos a las importaciones de países de la región ACP. Esto
ha causado el enojo de los nueve países latinoamericanos exportadores de plátano
que no podrán competir en igualdad de condiciones. Mariann Fischer Boel, la
comisionada europea de Agricultura, dijo que los 25 países de la Unión Europea
hicieron grandes esfuerzos para dar asistencia financiera adicional a cada uno
de los productores afectados: 40 millones de euros al año.
Los productores bananeros latinoamericanos se reunieron con la UE en Ginebra y
tienen programados más encuentros. Algunos de los países latinoamericanos están
considerando pedir a los europeos que mantengan el antiguo sistema de cuotas,
mientras que otros se inclinan por el arbitraje de la Organización Mundial del
Comercio y que su veredicto se emita, posiblemente, antes de la conferencia en
Hong Kong.
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