Octubre 2005
Por Julio Godio (*)
Se ha iniciado la fase final de las elecciones legislativas en Argentina, que se
realizarán el 22 de octubre próximo. Se renuevan parcialmente cargos de
diputados nacionales, algunos senadores nacionales, legisladores provinciales e
intendentes. Por cierto, la Iglesia Católica, adelantándose a la posible euforia
de la clase política argentina por el logro indudable de preservar el sistema de
representación en un país todavía agobiado por la crisis global de diciembre de
2001, ha advertido que las elecciones no deben ocultar las fallas del sistema de
partidos y en el funcionamiento de la democracia.
Monseñor Eduardo Mirás, presidente de la Conferencia Episcopal y arzobispo de
Rosario, ha señalado el 1-10-05 que el poder político siempre busca lo que es
conveniente para perpetuarse en el poder o para adquirir más poder, que en
Argentina no hay diálogo político, que no brillan las propuestas sino que la
política aparece como una confrontación por espacios de poder, que los caudillos
hacen promesas que no cumplen, que los problemas sociales no se resuelven con
clientelismo. Agregó que se ha congelado la reforma política, y que "los
partidos políticos se van extinguiendo, superados por los caudillos y líderes.
No hay lucha de partidos, sino de líderes. Corremos el riesgo de que la
democracia se siga empobreciendo, y que con el solo pragmatismo de las redes de
punteros, de las ingenierías políticas, las ligazones coyunturales con caudillos
de turno, todo se vaya transformando en una estructura formal con un quiebre
profundo entre los dirigentes y el pueblo". (1)
La dura crítica oficial de la Iglesia Católica a la clase política argentina no
debe ser subestimada. Ubicada en el vértice de un gran sistema nacional de
parroquias, organizaciones de ayuda social, la Acción Católica, etc., la Iglesia
es una institución privilegiada para captar el ánimo popular en fases de
turbulencias políticas. Está diciendo que estas elecciones dirán quién ganará,
pero para la Iglesia Católica esto no significa que la crisis política haya
terminado, y que es necesario que la política vuelva a representar las
esperanzas de progreso y estabilidad económico-social.
En un contexto político que advierte sobre los nuevos desafíos que se plantearan
a la democracia argentina, es posible ya detectar los posibles resultados de
estas elecciones legislativas, en las que se elegirán y renovarán cargos
legislativos nacionales, provinciales y municipales.
Es probable que el Presidente Kirchner logre transformar a la corriente política peronista-kirchnerista en corriente dominante en el sistema de partidos. El kirchnerismo ha logrado constituirse a nivel nacional como primer referente del peronismo, dado que presentará listas de candidatos/as bajo la sigla Frente para Victoria (FPV) en 15 de los 24 distritos y el Partido Justicialista(PJ) solo en ocho( de la cuales 4 son afines o dicen ser afines con el gobierno) .
El kirchnerismo victorioso podría plantearse lograr agrupar dentro de una nueva
organización política nacional o "partido nacional-territorial" con un programa
neodesarrollista liderado por la figura del Presidente, a un conglomerado de
peronistas, radicales, frepasistas y otras corrientes políticas provinciales que
podrían llegar a 90 diputados nacionales (sobre 129 que se necesitan para tener
quórum propio en la Cámara de Diputados). De lograr esta meta el kirchnerismo
daría inicio a una nueva etapa en la historia de los partidos políticos
argentinos dominantes.
Esa doble perspectiva, ahora electoral y luego partidaria, es halagüeña para Kirchner- aunque todavía limitada para formar mayorías porque es posible que se formen otros grupos parlamentarios peronistas no kirchneristas - surge de los siguientes datos aproximativos: (2)
En la provincia de Buenos Aires se eligen 35 diputados. El kirchnerismo podría
obtener entre 18 y 20. El duhaldismo, aliado con el caudillo Luis Patti, podría
lograr entre 8 y 10. El resto serían otros 4 para López Murphy y uno para el ARI
y la UCR. La actual senadora nacional por la Provincia de Santa Cruz, Cristina
Fernandez de Kirchner, será ahora elegida también en el mismo cargo pero por la
Provincia de Buenos Aires, lo cual podría simbolizar (si la victoria electoral
es aplastante) la supremacía del kirchnerismo sobre el duhaldismo en este
territorio estratégico.
En la Capital Federal, las encuestas dicen que vencería el ARI de Lilita Carrió,
seguido de cerca por el PRO de Mauricio Macri y el FPV, con Rafael Bielsa. 4
diputados nacionales para el ARI, 3 para el PRO y 3 para el FPV. La izquierda de
Autodeterminación y Libertad (Luis Zamora) obtendría 1.
"En Santa Fe se está imponiendo el Frente Progresista Cívico y Social, una
alianza entre socialistas y radicales nucleada alrededor del socialista Hermes
Binner. Podrían sacar entre 4 y 6 diputados. El FPV lograría 3 o 4. Otro
diputado sería para el ARI o para el Frente para el Progreso (peronista).
En Córdoba, el kirchnerismo es hegemónico. Dos fuerzas peronistas lo apoyan. El
PJ oficial (De la Sota, aunque preservando su independencia) y la fuerza del
intendente peronista Luis Juez. El PJ sumaría 5 de los 9 diputados. Juez 2, y
otros legisladores. La UCR conseguiría 1 o 2 bancas.
En Mendoza, compiten en forma pareja el FPV, el Partido Demócrata (PD) y la UCR,
que se repartirían los 5 diputados de esta forma: FPV, 2; UCR, 2; PD, 1.
En Entre Ríos triunfaría el PJ, fuertemente vinculado a Kirchner (3 bancas); la
UCR lograría las 2 restantes.
En La Rioja -donde el ex-presidente Menem necesita ganar para ser senador y
recuperar poder en la escena política- el FPV, liderado por el gobernador Mazza
(ex-menemista), lleva una pequeña ventaja sobre el PJ oficial (menemista). Hay 2
bancas en disputa y una senaduría.
En Santa Cruz -cuna del kirchnerismo- se observa una nítida ventaja para el FPV.
Dos bancas de diputados nacionales serían para el FPV y una para la UCR.
En Tucumán se ponen en juego 4 diputados nacionales. Es previsible un triunfo
categórico del FPV, liderado por el gobernador Alperovich (aliado con Kirchner).
El FPV se quedaría con 3 de las 4 bancas. La restante podría ser para Fuerza
Republicana (derecha) o para Recrear (Macri) o Pueblo Unido (centro-izquierda).
En Misiones, está adelante el FPV, liderado por el gobernador Rovira, que podría
quedarse con 2 de las 3 bancas en juego. La tercera sería para la UCR.
En Neuquén triunfaría el Movimiento Popular Neuquino (MPN), liderado por Jorge
Sobisch -referente nacional importante del centro-derecha en formación-, que se
llevaría 2 de las 3 bancas en disputa, quedando la tercera para el Frente Cívico
(kirchnerista).
En el Chaco triunfaría la UCR, liderada por Angel Rozas (presidente del Comité
Nacional de la UCR), que conseguiría 2 o 3 de las 4 bancas en juego. El PJ,
alineado con Kirchner, lograría el diputado restante.
En Catamarca, los sondeos indican que el Frente Cívico (UCR y aliados) se
alzaría con 2 diputados, el PJ oficial (vinculado al duhaldismo) con 1, y el
restante le correspondería al FPV kirchnerista.
En Corrientes (donde las elecciones para gobernador, realizadas el 3/10, le han
dado la victoria a una alianza entre el kirchnerismo y la UCR sobre la fuerza
Unidos por Corrientes conservadora populista provincial), triunfaría nuevamente
esa alianza, que sumaría 3 diputados.
En Jujuy la lista del FPV -liderada por el gobernador Fellner- se quedaría con 2
de los 3 diputados. El otro sería para la UCR.
En Salta el PJ oficial, liderado por Juan Carlos Romero (peronista ortodoxo,
ahora en sintonía con Kirchner) se quedaría con 2 de los 3 diputados. El tercero
iría al Partido Renovador Salteño (provincial).
En Formosa el PJ oficial pro-Kirchner, liderado por Gildo Insfrán (peronista
tradicional), sacará 1 de las 2 bancas. La restante será para la UCR.
En San Juan, el FPV, liderado por el gobernador José Luis Gioja, se quedará con
2 de los 3 diputados. La otra banca sería para un partido provincial, Frente
Producción y Trabajo, de origen peronista.
En San Luis triunfará el PJ oficial, liderado por Rodríguez Saa (fuertemente
vinculado con el kirchnerismo). El PJ se quedará con las 2 bancas, aunque
también participa el FPV, con escasas posibilidades.
En Santiago del Estero las dos fuerzas en lucha se identifican con el
kirchnerismo: el Frente Cívico (UCR y frepasistas) se define como "cercano" al
Presidente Kirchner, y lograría uno 1 de los 2 diputados; el otro será para el
PJ "kirchnerista".
En Chubut se disputan dos bancas. Una la ganaría el PJ oficial, liderado por el
gobernador Mario das Neves, cercano a Kirchner. La otra sería para la UCR.
En La Pampa el PJ oficial, liderado por Carlos Verna, "neutral" respecto al
Presidente Kirchner, se quedaría con 2 diputados, y la UCR con 1.
En Río Negro ganaría la UCR (gobernante), pero como participa el FPV, los 2
diputados en disputa se dividirían entre ambas fuerzas.
Por último, en Tierra del Fuego, una provincia convulsionada por el juicio
político al gobernador Jorge Colazo (ex-UCR ahora " kirchnerista"), triunfaría
una lista "colacista" frente al Movimiento Popular Fueguino y la UCR. Pero las
tres bancas se dividirían entre las tres fuerzas.
El análisis precedente, obviamente, producto de encuestas y sondeos, será
corregido por los resultados electorales definitivos. Pero muestran tendencias
políticas que permiten ya sacar algunas conclusiones políticas.
Se van perfilando los resultados posibles de estas elecciones legislativas nacionales, que confirman ideas ya formuladas en artículos anteriores.
La primera conclusión es que los resultados darán cuenta nuevamente del fenómeno
de la territorialización de los partidos políticos. Territorialización significa
que desde casi una década se acentúa la transformación de los partidos políticos
nacionales en partidos territoriales-provinciales. La UCR primero (1989) y el PJ
después de la crisis del menemismo (1997), se han desarticulado a través de
conglomerados partidarios provinciales. Las estructuras, los liderazgos y las
prácticas partidarias dan cuenta prioritariamente de las realidades provinciales
Los/as candidatos asumen mas importancia que las estructuras partidarias. Los
partidos políticos se protegen preservando su influencia en las comunidades
provinciales.
Se trata de un fenómeno político de pérdida de la centralidad nacional de los
grandes partidos. La territorialización no implica una mejor calidad de las
políticas (es decir, mayor representación de los intereses locales), porque va
junto con un creciente descreimiento de la política en el interior de las
comunidades. Es una disgregación con aumento de las prácticas partidarias
locales caudillescas y de cacicazgos.
La segunda conclusión, de gran importancia, es que un previsible triunfo de la
estrategia transversal peronista-kirchnerista fortalecerá al actual gobierno, y
en particular al Presidente Kirchner. Pero inmediatamente después plantará a
Kirchner la responsabilidad de construir una fuerza política que construya una
nueva centralidad política nacional en el país. Kirchner está construyendo su
fuerza propia a través de 3 vías principales:
- la suma de gobernadores, intendentes y personal político del Estado miembros
del PJ, combinando la atracción político-ideológica ("neodesarrollismo"
nacionalista) con la captación económica (distribución de recursos
presupuestarios, protección política, etc.);
- la cooptación de sectores del ex Frente Grande, de la UCR y de agrupamientos
políticos provinciales por intereses;
- la alianza del FPV o PJ con la UCR en varias provincias.
Las herramientas partidarias utilizadas por Kirchner han sido el FPV o el PJ,
pero el método ha sido siempre captar a altos dirigentes políticos,
especialmente gobernadores o intendentes "estratégicos" (por ejemplo,
intendentes en Córdoba Capital, o en el conurbano bonaerense).
Pero ese método es insuficiente: como hemos dicho Kirchner necesita ahora reunir a esas fuerzas en un nuevo tipo de organización u partido político nacional. Es posible, como hemos dicho, que opte por un tipo de organización política nacional o "partido federal", capaz de dar cuenta de los centros de decisión política provinciales. Es decir, necesitará dar cuenta de la territorialización o "provincialización" de la política con una fórmula de "centralización partidaria nacional" que permita ensamblar bajo un fuerte liderazgo carismático (Kirchner) estructuras partidarias y sociopolíticas constituidas en las últimas dos décadas para "participar-gobernar" en las instituciones políticas en las provincias y los municipios. Este tipo de partido facilitaría el encuentro entre peronistas y otras corrientes ideológicas de orígenes frepasistas, radicales, provinciales, vecinales, etc. Quizás se inspire principalmente en el modelo federal-estadual del Partido Demócrata norteamericano.
Pero si bien el kirchnerismo controla el poder central (gobierno nacional), esto
no significa que podrá arrebatar fácilmente todas las banderas históricas del
peronismo al duhaldismo, el menemismo, etc. Es necesario destacar que el
kirchnerismo no cuenta con apoyos sólidos en el poderoso movimiento sindical
peronista, que en el pasado fue el gran articulador nacional del peronismo.
Tampoco cuenta con la participación activa de organizaciones sociales de jóvenes
y mujeres. El kirchnerismo ha avanzado políticamente en estos dos últimos años,
y es hoy la única corriente política nacional. Pero todavía representa una
"revolución desde arriba" en términos de la teoría política clásica. Sus raíces
partidarias en la sociedad civil son todavía frágiles, en un país cuya sociedad
está fuertemente descreída de los partidos políticos desde 2001.
Se podría agregar que, bajo las siglas del FPV o de un PJ que avala la gestión
del Presidente, se ubican gobernadores e intendentes peronistas que no son
incondicionales del Presidente Kirchner.
La tercera conclusión es que el centro-derecha en formación ha encontrado
fuertes escollos. Recrear, de López Murphy, ha quedado aprisionado en la
provincia de Buenos Aires por la lucha entre kirchneristas y duhaldistas. Es
previsible que López Murphy no llegue al 10% de los votos. Macri y el movimiento
Compromiso para el Cambio necesitan ganar en la Capital Federal, caso contrario
el macrismo también perderá impulso.
Los ideólogos del centro-derecha, por ejemplo los editorialistas de La Nación,
Mariano Grondona y Joaquín Morales Solá, ya dan cuenta de la decepción del
centro-derecha, y han aumentado su nivel de crítica política, tratando de
aterrorizar a la población con un posible régimen de partido único
peronista-populista. Insinúan que el país se está corriendo al "centro-izquierda
populista", a un supuesto "chavismo sin ejército". (3) Otro ejemplo
futurista de un eventual apocalipsis kirchnerista se difunde desde el diario
Ambito Financiero. (4) Todas estas opiniones indican la
desorientación política coyuntural de la derecha argentina.
La cuarta conclusión es que Kirchner necesitará superar al duhaldismo por entre
15 y 20 puntos en la provincia de Buenos Aires, para poder disciplinar al
ex-presidente Duhalde y su corriente. Si el duhaldismo pierde por menos, volverá
a la carga contra Kirchner, ahora condicionando su apoyo en el Congreso, y
persistiendo en la línea de apoyar una fórmula presidencial de "unidad
nacional", que Duhalde piensa podría ser encabezada por el prestigioso Ministro
de Economía Lavagna, para 2007, con eventual apoyo de la UCR y de fuerzas
empresarias, sindicatos y variadas corrientes políticas, sociales y académicas
también nacionalistas y desarrollistas.
Sin embargo, atenta contra la estrategia de Duhalde el hecho de que la UCR
sobrevive como partido importante en varias provincias, pero sufriendo un agudo
proceso de descomposición en la Capital Federal y en la provincia de Buenos
Aires. La UCR sigue dividida en varias corrientes.
La quinta conclusión es que quizás presenciemos el hecho de que la
territorialidad política se convierta en un problema grave para Kirchner si
triunfan en la Capital Federal y en la provincia de Santa Fe la oposición de
centro-izquierda representada por el ARI y el Partido Socialista
respectivamente. Estos partidos son hoy territoriales, sin implantación nacional
importante. Pero desde el centro-izquierda pueden transformarse en opositores al
kirchnerismo en el futuro y converger dentro de un escenario opositor amplio.
La sexta conclusión es que eventuales resultados electorales favorables a
Kirchner no necesariamente comprometen institucionalmente ni a la Iglesia
Católica ni a las organizaciones empresarias ni a los sindicatos. Son tres
grandes instituciones con influencia política.
Aunque el gobierno cuenta- como hemos informado en otros artículos- con fuertes
apoyos de algunas de grandes empresas locales, extranjeras y empresas públicas
privatizadas, muchos de los líderes de las principales organizaciones
empresarias temen de que el actual gobierno desemboque en un posible populismo
izquierdista y continúan creyendo que el mejor socio político es el
centro-derecha.
Los sindicatos agrupados en la CGT, a su vez, aunque no desean crear problemas
al gobierno y se identifican con la defensa de la democracia política, no
ocultan que ideológica y políticamente están en desacuerdo con la reivindicación
genérica de Kirchner de las tradiciones de la "tendencia revolucionaria" en los
años '70, y perciben un enfoque despreciativo del kirchnerismo hacia el
sindicalismo peronista tradicional, pese al poder sociopolítico y económico de
los sindicatos. La CTA, pese a que muchos de sus dirigentes/as de la Mesa
Nacional se identifican con el kirchnerismo, tiene muchas dificultades para
manifestarse públicamente a favor del proyecto oficial, tanto por la resistencia
de sectores de izquierda internos a identificarse con el kirchnerismo como las
prácticas de este de concebir la participación a través de la coptación de
dirigentes/as. En estas elecciones el kirchnerismo podrá incorporar
dirigentes/as sindicales, provenientes tanto de la CGT como de CTA que
participan en su listas, lo mismo que acercar políticamente ( o consolidar el
acercamiento) a sectores sindicales. Pero todo indicaría que Kirchner no piensa
en crear ninguna estructura sindical dentro de su visión de organización
partidaria futura.
Por último, la alta jerarquía de la Iglesia Católica, que no es políticamente un
todo homogéneo, sin embargo se unifica frente al gobierno, oponiéndose
públicamente a las moderadas posiciones laicas gubernamentales sobre educación
sexual, aborto, de género, etc.
La séptima conclusión es que en estas elecciones la fuerza política de los
movimientos piqueteros y partidos de izquierda "duros" no se transforma en
fuerza electoral. Toda la izquierda -desde los partidos revolucionarios a los
reformistas- no llegará al 5% de los votos. No son partidos nacionales y tampoco
tienen fuertes perfiles territoriales. Los movimientos piqueteros de izquierda
sólo son territorialmente fuertes en algunos lugares del Gran Buenos Aires, y lo
serán como tales mientras persista el desempleo.
Así las cosas, es evidente que el gobierno -en un contexto de territorialización
de la política- ha logrado "nacionalizar" estas elecciones. Pero montado sobre
círculos del poder provinciales que le son afines pero cuidando sus ámbitos
particulares. Por lo tanto, todo indicaría que si el kirchnerismo no avanza con
audacia en la constitución de una fuerza partidaria de nuevo tipo, el sistema de
partidos seguirá sin grandes cambios y asociado con la fuerte crisis del sistema
de representación institucional.
Como dijo la senadora Cristina F. de Kirchner, el gobierno no se plantea ninguna
concertación política con la oposición. Pero gobernará tratando de acordar con
la oposición sobre temas puntuales, al tiempo que luchará para cruzar el
tumultuoso río, en el que la economía crece pero también la pobreza. El
kirchnerismo deberá afianzarse mucho como fuerza políticamente dominante para
asegurarse una nueva victoria en las elecciones de 2007.
Notas:
(1) "La Iglesia cuestiona a la política su pelea
por el poder", Clarín, 2/10/05.
(2) Raúl Kollman, "Diputados, casi con K", Página/12, 2/10/05.
(3) Mariano Grondona, "El dilema estratégico de López Murphy" y
Joaquín Morales Solá, "¿Un presidente más complicado tras las elecciones", La
Nación, 3/10/05.
(4) "Comentarios políticos de este fin de semana", Ambito Financiero,
3/10/05.
(*)Director del Instituto del Mundo del Trabajo.
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