Este asunto me pareció la bastante importante como para pedirle prestado a Zaiat lo que considero es un encuadre lúcido del tema (aunque él aproveche de paso para pegarle a Menem y a Kirchner). Queda abierta la discusión en la Red, que ha estado curiosamente callada sobre este tema, después de todos aquellos mails que uno recibía el año pasado diciendo “Malvinas y Aerolíneas más argentinas que nunca”
Alfredo Zaiat-4 de Julio de 2006
Uno de los principales postulados de la
década anterior para desprenderse de las empresas estatales era que de ese
modo se evitaba la injerencia de “la política”.
Ahora, en otro estadio de la relación con las privatizadas - que para
algunos es de transición y para otros de continuidad con maquillaje - “la
política” sigue presente, como antes de y durante los noventa. La alteración
en el mando de Aerolíneas Argentinas es uno de los casos más evidentes de
esa permanente intervención de lo que siempre está presente: la necesaria
injerencia de los gobiernos en la gestión de compañías que brindan servicios
públicos. No es una característica argentina sino que forma parte de una
dinámica que se verifica en todos los países. El ejemplo más contundente de
esa intervención es el Estado español, en esta oportunidad con Aerolíneas,
pero antes con Repsol y también con GasBan y Endesa.
El descabezamiento de las cúpulas de cada una de esas compañías a lo largo
de los últimos dos años tiene que ver, esencialmente, con “la política”. La
mudanza de la hegemonía en el poder desde el conservador Partido Popular de
José María Aznar al progresista Partido Socialista de José Luis Zapatero se
reflejó en las conducciones de esas compañías. Esos cambios tuvieron y
tienen su impacto en la Argentina por el perfil estratégico de esas
inversiones españolas en el país. Uno de esos desplazamientos más relevantes
se produjo en la cabeza de la petrolera Repsol, con la jubilación anticipada
de Alfonso Cortina, aliado del PP, por el catalán Antoni Brufau,
representante del PSOE.
Antonio Mata, hasta ayer presidente de Aerolíneas Argentinas, también es un
hombre de negocios vinculado al PP. Intentó acercarse al gobierno argentino
con actitudes demagógicas y sobreactuaciones, como la compra en una subasta
del sudario de Evita, para luego donarlo al Estado en un acto donde hizo
entrega del lienzo al vicepresidente Daniel Scioli. Típico comportamiento de
“la política” en el manejo de una compañía de servicios públicos. Esos
cambios no se dieron solamente en las diferentes conducciones de empresas
españolas con intereses en el país. También se verificaron en las otras
privatizadas con dueños de otras banderas. En la mayoría de esos casos, por
más o menos presión del gobierno de Kirchner – del mismo modo que con las
españolas – asumieron nuevos directivos. Se trató de la transferencia a esas
empresas de la representación de la hegemonía del poder emergente. En
Correos fue una alteración abrupta, y en Aguas tuvo un recorrido
conflictivo. En otras privatizadas se produjo por la venta de parte o de
todo el paquete accionario a empresarios que se acercaron al calor del nuevo
poder: los Werthein desembarcaron en Telecom y Marcelo Mindlin en Edenor.
El entramado político-empresario en las empresas de servicios públicos
refleja el clima de época de cada período. Ayer se escribió un capítulo más
del actual estado de situación con el despido de Mata de Aerolíneas.
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