Sí, sí, señores, yo soy de Boca…

escribe Ricardo Guillermo Cardinali

 

Aclaro: yo no soy de Boca, pero esto es tan bueno que no podía dejar de subirlo a la página


Ahora resulta que ni siquiera se puede ser de Boca.

Para el Ministro de Seguridad, Dr. León Arslanián y sus asociados, la presencia del señor Rafael Di Zeo en un estadio de fútbol hace imposible garantizar la seguridad. Por lo tanto, el COPROSEDE (Comité Provincial de Seguridad Deportiva) suspende el clásico Racing-Boca.

Cuando llega la Doce, me late el corazón…

Aparentemente este señor Di Zeo sería el jefe de la barra brava del glorioso Club Atlético Boca Juniors, conocida cariñosamente como "la Doce".

Como todos saben, el Club Atlético Boca Juniors es la Institución futbolística más importante de la galaxia y sus alrededores, alcanzando recientemente el título de Emperador de Copas.

¡No esistís, Rojo no esistís, Rojo no esistís!

Perdón, se me escapó.

El año pasado estuve en la Doce, bandeja central, arco que da espaldas a la casa amarilla, como dicen los comentaristas deportivos. Un espectáculo impresionante. La hinchada digo, porque del partido entre las banderas y los monos que están parados en las vallas de contención, no ví un corno.

Un escalón más abajo una pareja –heterosexual, nobleza obliga- alentaba al equipo con un incesante Dale Booooo…, mientras saltaban alegremente con una bebé en brazos, que les debe haber salido gallina, porque lloró todo el partido. Los padres se pasaban a la nena cada tanto, como si nada, Dale Boooo… A mi derecha un flaco, equipo deportivo de primera marca de las tres tiras y flequillito rolinga, con el brazo derecho paralelo al cuerpo y agitando la mano izquierda en sentido ascendente-descendente cantaba solo y en su mundo, Dale Booo…, Dale Booo…, terminó el primer tiempo y el flaco seguía, Dale Booo…, Dale Booo, Terminó el partido y seguía, Dale Booo… , Dale Booo…, el pobre flaco –totalmente dado vuelta- todavía debe estar ahí.

Todo bien con la Doce, chabón. Excepto porque cuando salimos de la cancha a mi hija mayor, también bostera, se le partía la cabeza por culpa del tufo a porro.

¿Y la Federal? Ah, no sé, serán de River.

Pero el asunto ahora no son los federicos sino la bonaerense reformada y convertida en varias.Tenemos Comisionados de Policía, Capitanes, Estaciones de Policía, Policías Comunales, y hasta COPROSEDE. La Negra Arévalo, que antes era Sargento Ayudante, ahora es la Teniente Detective Peggy Sue Mulligan, con eso te digo todo. Cuando consigamos la batiseñal, la reforma quedará de luxe.

Sí, sí, señores, yo soy de Boca
El que no es chorro, es criminal.
El más cobarde mató a su madre,
Y el más valiente, pá que le vamo'hablar.

…cantaba la Doce en los "dorados setenta".

También en los "dorados setenta", nos juntábamos con unos amigotes todas las semanas religiosamente en el mismo boliche a las cinco de la tarde a tomar ginebra. Una ginebra, no una botella.

Mi mamá nunca me dijo nada. Es más, la muy genocida me mandaba al almacén a comprar vino. Y me consta que a otros menores les sucedía lo mismo.

En cambio ahora Mamá Estado prohibió la venta de alcohol a los menores de edad.

Pero la conducta criminal de mi madre se empequeñece comparada con la del padre de un amigo: estábamos aburridos en un campo y viene este sujeto y nos dice: chicos, por qué no van a tirar unos tiros, y ahí nomás nos dio las escopetas y salimos. Además, ¡horror de los horrores! salimos a cazar. ¡Alerta rojo, llamen a Greenpeace!

Menos mal que hoy Mamá Estado nos ordena: "las armas son para tirar, tírelas". Está bien Mami, yo las tiro. Pero último, canté.

Si tenés que tomar un ómnibus de larga distancia, en el boleto debe constar tu nombre y número de documento. Es Mamá Estado que se queda intranquila si no sabe adónde vas.

Y así podríamos seguir indefinitadamente:

"El fumar es perjudicial para la salud".

"Usá preservativo".

"Ponete el cinturón de seguridad".

"Usá casco".

En cualquier momento va a ser obligatorio llevar un pulovercito por si refresca.

Porque para el garantismo a la violeta lo importante es la prevención, y nada más que la prevención. Vivir como un autómata para morir sano.

Y digo a la violeta, porque nadie que esté en sus cabales puede estar en contra de las garantías individuales. Pero el garantismo es una deformación patológica encubierta bajo el manto de doctrina jurídica. El debido proceso, la defensa en juicio, la eliminación de las torturas, son derechos inherentes a la persona humana y no patrimonio de un sector político. Lo contrario es El Proceso del señor K. (no, ése no, el de Kafka).

Pero, para decirlo en términos académicos, una cosa es defender las garantías y otra ser un ganso.

Porque cuando la prevención falla, es necesario reprimir.

Y eso es lo que los progres no quieren hacer.

Les da cosa.

Che gallina, vigilante,
Vos corrés en todas partes…

Y como a ellos reprimir a los delincuentes les da cosa (no nos olvidemos que el dogma progre por excelencia es echarle la culpa a la sociedad) hacen prevención. Es interesante analizar en qué consiste la prevención. Como no pueden controlar los movimientos de los delicuentes, hacen nominativos los pasajes de ómnibus. Algo así como "somos incapaces de controlar a los malandras pero sabemos perfectamente adonde van los trabajadores, los estudiantes y los turistas".

Gran Hermano.

Si le sacamos las armas a la población, los únicos armados van a ser los delincuentes, entonces sí va a ser fácil agarrarlos.

Razonamiento brillante, no me diga. Digno de un posgrado en Oxford.

Veamos un operativo de tránsito, del cual fui testigo ocasional: viene con su automóvil una señora con dos niños de colegio. La Policía la detiene: seguro, cédula verde, verificación técnica vehícular, certificado de vacuna del perro, etc. Mientras tanto una moto cruza por la calle transversal a alta velocidad y en contramano. ¿Corremos al infractor o seguimos con la señora? Seguimos con la señora, que no ofrece resistencia. Policía preventiva le dicen.

¿Seguridad en el fútbol?

Hablemos de seguridad en el fútbol.

Este año fuimos con mi familia a ver Gimnasia-River en el famoso, por varias razones, ninguna de ellas bonita, Estadio Único de la ciudad de La Plata. Cancha llena, lindo partido que terminó 3 a 3 y no pasó nada.

El operativo de seguridad fue impresionante; había más vigilantes (no, vigilantes era antes, ahora se dice polizontes) que gente. Hacía frío y para peor sudestada, que daba de lleno en la cabecera local. El grupo de policías más cercano (había otros similares diseminados por el estadio) se protegía del viento detrás de una columna, charlando entre ellos y tomando mate, todos vigiliando atentamente… que no se lave.

De acuerdo a las disposiciones vigentes, la hinchada local debe esperar quince minutos para que se retire la visitante antes de abandonar el estadio. Pasado el tiempo la gente empezó a subir para salir (a esta cancha se ingresa por arriba) amontonándose contra el portón de acceso.

Habían pasado más de cuarenta minutos y la Policía no abría las puertas. Seguramente para asegurar la seguridad, habrán esperado a que los de River llegaran a Núñez. El público de Gimnasia que antes y durante el partido se había portado bien (porque para Mamá Estado nos portamos bien o nos portamos mal), comenzó a empujar el portón insultando a la Policía. No pasó nada, pero el único momento tenso de la noche lo generó el operativo de seguridad.

A propósito, miles de personas sin poder salir de la cancha porque la Policía no abría las puertas. Delito de privación ilegítima de la libertad de acuerdo a un plan sistemático trazado por el Ministerio de Seguridad y el COPROSEDE.

Terrorismo de Estado.

A garantista, garantista y medio…

Ahora hablemos de fulbo.

Señores yo soy de Boca desde la cuna,
Que vamo'a salir campeone' no tengo dudas.
Porque es un sentimiento que se lleva en el corazón,
Yo daría toda mi vida por ser campeón.


El padre Leonardo Castellani escribió en la década del 30 del siglo pasado un interesante artículo titulado "La Defensa del Fútbol", incluido no en un libro de deportes, sino en uno de educación [1]. En el texto, un tío y su sobrino polemizan sobre este deporte, en contra el primero, a favor el segundo.

Y dice el sobrino que antes de cada partido, "…hay un minuto de silencio profundo como el que precede a las batallas. En todos los rostros tenaces se lee la voluntad del esfuerzo. (¿Ustedes piensan que es poco educativo ese ejercicio de energía, esa voluntad de vencer, esa práctica del esfuerzo colectivo? ¿Usted cree que se necesita poca energía para continuar animosamente un partido que va 3 a 0? La energía es una virtud natural que se acrece por repetición de actos; y el saber querer con vigor, aunque sea ganar un partido, es muy buena cosa…) Pero he aquí que un silbido hiende el aire y la pelota da un brinco y tres jugadores se lanzan sobre ella como tres leones…"

"-Y empieza una behetría de carreras, patadas, caídas y gritos, que dura hora y media de la más monótona y sonsa manera que del cerebro de un inglés esplenético pudo brotar. Excepto en el caso en que la aridez se rompa con algún incidente divertido, como piernas rotas, insultos, botellas tiradas por el público o trenzada de dos jugadores a puñete limpio. Sí, lo he visto", retruca el tío.

Pero el sobrino no se amilana:

"-No hay tal aridez, tío. No hay tal confusión. De las botellas tiene la culpa la policía…" escribía Castellani hace más de sesenta años. "…Por encima de aquel conjunto de movimientos variadísimos, de las carreras precisas, de los saltos atrevidos, de los ataques y de las defensas… hay una voluntad ordenadora, hay un jefe, tío, y hay una idea. Mejor dicho dos jefes en lucha entre sí, mayor belleza. Por eso un buen partido de fútbol tiene tanta unidad como un drama, con sus peripecias y su desenlace, y por eso oprime los pechos y arranca gritos…" "…El capitán tiene que ser el más disciplinado, el más animoso y el más sufrido de todos, porque su voluntad debe ser el sostén de las otras, que son como su prolongación. Manda a todos pero también tiene que someterse a todos, siervo de los siervos de Dios, como el Papa".

¿Herejía?

No; Castellani.

Para quien no haya pisado nunca un tablón (Mami Estado prohibió las canchas de tablón porque son inseguras, a ver si el nene se me cae y se me lastima, y después llega a casa y no me come la comida) tan poéticas palabras pueden ser poco creíbles. Pero son reales, solamente deben ser traducidas al público lego.

Época de Basile. El Coco ganó todo, todo bien con el Coco. Pero no lo ponía al Melli. Partido en la Bombonera. Boca pierde o juega mal. Entonces empieza el fenómeno: primero es una súplica susurrada entre dientes "Coco, ¿por qué no lo ponés al Mellizo?". El Coco nada. El murmullo aumenta. Desde un sector de la cancha comienzan a alzar la voz; el resto no entiende que dicen, pero reconoce la música. El murmullo crece y se generaliza: "Guilleeermooo, Guilleeermooo…" El Coco mira para otro lado. Boca sigue jugando mal y los minutos pasan. Entonces la cancha explota:

¡Po-neá Guillermo la puta que te parió!

Que es la misma idea del jefe expresada por el padre Castellani, sólo que con otras palabras.

Es cierto que la pasión futbolística no es suficiente y que si es la única, embrutece y se vuelve estéril. Pero al menos es algo sobre lo que se debería trabajar. Como decía el Bambino, "la base está".

Pero que el fulbo educa, no hay dudas. Yo me enteré que existían los ligamentos cruzados gracias al fulbo.

Esta es la Doce si señores
Esta es la banda que va al frente
La que corre a Independiente
Y a los putos del Cicloooón…

Sin embargo, no todas son flores.

El fulbo es severamente discriminatorio.

Como podrá apreciar el avisado lector en la estrofa que encabeza este párrafo y dejando de lado su imperfecta métrica y defectuosa rima, sólo existente entre los versos segundo y tercero, la palabra putos contenida en el cuarto verso parece denotar, al menos en una aproximación apriorística al tema, cierto escepticismo de la Doce respecto a la perspectiva de género.

En este caso el epíteto, que designa a las personas de orientación sexual diferente está referido a los simpatizantes de San Lorenzo de Almagro.

Lo verdaderamente notable es que los Cuervos (a propósito: ¡Cuervo te comiste siete, Cuervo! ¿Padre de quién sos, Cuervo?), en vez de responder civilizadamente contestando que en otras culturas la homosexualidad es aceptada y que es natural y se construye, tal como se va a enseñar en las escuelas con las nuevas cátedras de educación sexual, que para eso somos un país moderno, se ofenden y airadamente responden:

Los Bosteros son
todos putos…


Unos y otros son unos brutos, brutos y brutos. Guarangos son. Groseros, eso, groseros.

Llama la atención la negligencia de las fuerzas de seguridad y del INADI. Semanalmente millares de personas se enrostran con saña recíproca tener una orientación sexual diferente, a la vista de testigos, por televisión, y no hay ni un procesado, ni un detenido. Cuando lo pienso se me cuaja el esmalte.

Parece mentira que después de tanto tiempo, los hinchas de fulbo no hayan leído a Gramsci.

Y ya que estamos en tema, veamos cómo se concluyó en la suspensión del clásico Racing-Boca.

Las gallinas son así, lo más amargo de la Argentina
Cuando no salen campeón
Esas tribunas estan vacías…

El partido se iba a disputar en Avellaneda, en la cancha de Racing. La comisión directiva, haciendo uso del derecho de admisión, dispuso no vender entradas a la barra brava de Boca. Medida preventiva que aparecería razonable en un Estado bárbaro y primitivo, siguiendo un razonamiento lineal, primario y antijurídico: éstos pueden armar lío, mejor que no entren.

Puede decirse que esta es una decisión ajustada al sentido común, y adecuada a la incompetencia de los que tienen que prevenir y reprimir los desórdenes.

Sí, lo es.

Pero no es moderna ni garantista.

Veamos: las barras bravas del fútbol tienen existencia real y social, no jurídica. La barra brava no es un club, ni una cooperativa, no es una persona jurídica. ¿Es asociación ilícita? Tampoco. Al comienzo de esta nota he narrado mi visita a la Doce en la Bombonera. No pude ver el partido, pero ni me pegaron, ni me robaron ni nada. Podría intentar una queja al estilo de los "fumadores pasivos": obstruyeron mi derecho a observar el espectáculo deportivo por el cual aboné mi entrada, etc… Pero es lamento de maricones.(Un consejo: para ir a la cancha y ver el partido, siempre según la jerga de los comentaristas, es mejor la bandeja central del arco que da espaldas a la calle Brandsen.)

La barra brava puede ser, en todo o en parte, una asociación ilícita… si comete delitos. Si no, no.

Impedir el acceso de estas personas al estadio, sólo por lo que podrían hacer, es abiertamente inconstitucional, establece la doctrina de la peligrosidad del sujeto, condenada por la progresista Corte Suprema, discrimina antiprogresitamente y para colmo de males se fundamenta en instituciones arbitrarias, retrógradas y oscurantistas como la propiedad privada y la libertad de contratar, que eso y no otra cosa es el "derecho de admisión".

Derecho de admisión, propiedad privada y libertad de contratar que son bombardeados incesantemente por la jurisprudencia progre. Un colegio privado expulsa a un alumno, es un exceso en el derecho de admisión. Recuérdese el caso de Heladerías Freddo, que fue obligada por la justicia a contratar mujeres. Una empresa obligada a contratar. ¿Obligar a alguien a contratar no es un disparate? No, que va. Es constructivismo jurídico, muy progre. El diario El Día del 22 de octubre informa sobre un/a travesti que se queja de que lo/la echaron de dos boliches en base al derecho de admisión, y acusa a los propietarios de discriminarlo/a.

Ante la prohibición de Racing Club, el señor Rafael Di Zeo, sindicado como Jefe de la Doce y casado con una ex secretaria privada del gobernador Solá, presenta una acción de amparo, junto con otros siete hinchas de Boca, ante el Juzgado Correccional N° 3 de Lomas de Zamora, a cargo del Dr. Raúl Daniel Calvente, quien se declara incompetente por razones formales, girando el expediente al Tribunal Oral N° 8, quien lo sortea, cayendo nuevamente en el Juzgado de Calvente. El Juez es socio y plateísta de Boca, lo que ha despertado suspicacias en el periodismo y aún en el Gobierno. El Juez "confesó" que es de Boca, llegó a decir Mario Gallina, titular del COPROSEDE.

Sin embargo Calvente, que tiene una postura garantista en materia penal [2], y es colaborador del Observatorio Permanente de los Derechos Humanos, falló con arreglo a derecho de acuerdo a su lógica garantista. Aquí el incoherente es Arslanián.

Dice el Juez en declaraciones periodísticas: "La decisión del Club (Racing) no tenía consideración a un marco legal mínimo, no existía un proceso y por ende, las sanciones, al menos hasta que se cambie la Constitución, las aplican los jueces y no las instituciones" Y remarcó "que no existe ningún elemento que permita restringir en forma alguna la libertad de esta gente".

A este razonamiento del juez yo –pero no Arslanián- puedo objetarle que la decisión de Racing no es ninguna sanción sino el mero ejercicio de la libertad de contratar, que conlleva la libertad de no contratar. Y así como para el juez no existe ningún elemento para restringir la libertad de los hinchas, tampoco existe ningún elemento que permita restringir la libertad de Racing para NO CONTRATAR. ¿Por qué yo lo puedo decir y Arslanián no? Porque yo no soy garantista y Arslanián sí, y en la lógica garantista Calvete tiene razón.

Si consideramos además que los presos sin sentencia firme podrán votar, es decir, ejercerán su derecho nada menos que a elegir a quienes regirán el destino de la Patria, no se ve con claridad por qué Di Zeo, que no está prófugo de la Justicia, no puede ir a la cancha a ver un simple partido de fútbol. Es totalmente absurdo.

¿O es que la presunción de inocencia y las garantías rigen hasta que le complican la vida al Ministro de Seguridad bonaerense?

Si es así, enhorabuena. Es señal de que la realidad está superando a las teorías.

Siguiendo con la plena vigencia del Estado de Derecho, ¿qué hace el Poder Ejecutivo ante la orden Judicial? Suspende el partido y amenaza al Juez con hacerle un juicio político.

Ante esta amenaza Calvete, que es de Boca, pero parece que no tiene aguante como la Doce, SE EXCUSA DE INTERVENIR.

Así da gusto.

En definitiva, ¿por qué el Dr. Arslanián suspendió el partido?

Porque un juez autorizó el ingreso de ocho (8) personas al estadio. OCHO. ¿La Policía no puede controlar los movimientos de ocho tipos?

Pero por suerte no pasó nada grave y el partido se va a jugar.

El señor Di Zeo ha dicho que para evitar más problemas no va a ir a la cancha.

Señor Di Zeo, los hinchas de Boca y los de Rácing le agradecemos que usted pueda garantizar la seguridad en la Provincia de Buenos Aires.

Con este gesto magnánimo parecería que va a cerrarse el incidente. Pero la grandeza de espíritu de Di Zeo no alcanza para frenar la inseguridad en las escuelas.

¿Suspendemos las clases?

Los asaltos en los restaurantes.

¿Cerramos los restaurantes?

¿Cuál es la solución?

Yo no sé, no soy garantista.

Apenas soy de Boca

¡Ay Boquita de mi vida,
yo solo quiero verte campeón!

 


[1] "La Reforma de la Enseñanza", Editorial Vórtice, Bs. As., 1993, págs. 189 y ss.

[2] Ver suplemento deportivo del diario "La Nación" del 21 de octubre, págs. 2 a 4, y noticia en primera plana del diario "El Día" de La Plata, de la misma fecha. De allí se extraen los datos.

 

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