El padre Thomas Michel, que es secretario para el Diálogo Religioso de la Compañía de Jesús y ha sido por 13 años responsable del departamento especializado en Islam del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, tiene indudables credenciales para hablar sobre el tema de las relaciones con el mundo musulmán: ha estado cerca de 30 años viviendo en países musulmanes, ha dado clases en la Universidad Sanata Dharma de Yakarta (Indonesia) y ha enseñado teología cristiana en varias universidades de Turquía. Aparte de su inglés natal (nació en St. Louis, Estados Unidos), habla árabe, indonesio, malasio y turco, amén de francés e italiano. Ha escrito varias docenas de libros, entre ellos, El desafío del diálogo: un cristiano ante el Islam y Todo lo que los musulmanes deben saber sobre el cristianismo. Pero lo que llama la atención a un laico no especialmente devoto como yo, es la franqueza y libertad con que critica al Pontífice. Como señalé hace poco en esta página, la Iglesia Católica es más compleja, y más libre, de lo que el periodismo, con su categorías de “progresistas” y “conservadores”, puede apreciar. Dos puntos que quiero aclarar: Una versión abreviada de este reportaje fue publicado en La Nación el año pasado; me parece conveniente publicarla por completo, porque permite ver que, más allá de la coyuntura, lo que el padre Michel está hablando es sobre la actitud de Occidente frente a los musulmanes, un tema de cierta actualidad. Y – como a pesar de su sapiencia, no creo que lo que Michel plantea abarque todos los aspectos de lo que el Pontífice está tratando de hacer - quiero invitarlos a que lean, a continuación, otro artículo también no muy reciente y también motivado por la polémica disertación en Ratisbona: El Papa reescribe la Modernidad, que – desde una postura librepensadora y “comecuras” a la antigua - da una visión muy diferente de lo que trata de hacer el Benedicto XVI.

 

"El Papa cometió un error"

 

Reportaje al R.P. Thomas Michel
 


PREGUNTA.- ¿Cree que fue un error que Benedicto XVI pronunciase aquella polémica frase sobre Mahoma durante su discurso en la Universidad de Ratisbona?


RESPUESTA.- Sí, creo que fue un error. Lo que quería decir podía haberlo dicho sin citar una frase que resultaba enormemente ofensiva para muchos musulmanes. Si el Papa quería hablar de guerra y violencia en nombre de la religión podía haber recurrido a Las Cruzadas o a cualquier otro ejemplo de su propia experiencia como católico, en lugar de ofender innecesariamente a un montón de personas.


P.- ¿Cómo es posible que algo así haya ocurrido?


R.- Como sabe, yo he trabajado en el Vaticano durante 13 años -desde 1981 hasta 1994-, en calidad de responsable de la Oficina para el Islam del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso. Cuando Juan Pablo II tenía que dar un discurso a musulmanes, judíos o budistas, antes hacía llegar el texto al departamento oportuno para que le echáramos un vistazo. No ocurría con frecuencia, pero a veces hallábamos frases que nos parecía que podían resultar ofensivas, así que las marcábamos y eran eliminadas del discurso o modificadas. En los casi 27 años que duró su Pontificado, Juan Pablo II jamás tuvo una crisis como ésta. Yo creo que uno de los problemas es que en estos momentos en el Vaticano no tienen ningún especialista en Islam con experiencia. El que había hasta hace unos meses, el arzobispo Michael Fitzgerald, ya no está. Alguien con los conocimientos del Islam que él tiene, alguien que conozca la sensibilidad musulmana como él la conoce, inmediatamente habría advertido al Papa de que esa frase no se podía decir.


P.- ¿Y por qué no hay ya ningún experto en Islam en el Vaticano? ¿Significa eso que la sensibilidad de Benedicto XVI respecto al mundo musulmán es distinta de la de Juan Pablo II?


R.- Yo creo que este Pontificado tiene menos experiencia en otras religiones que el anterior. Pero creo que después de un desastre como el que hemos vivido, en el futuro serán mucho más cuidadosos.
P.- Hay quien piensa que detrás de todo lo sucedido podría encontrarse una visión del Islam radicalmente diferente a la que tenía Juan Pablo II. Se especula incluso con la posibilidad de que Benedicto XVI podría pensar que Alá es un dios distinto al dios de los católicos...


R.- No creo que piense eso. Desde el Concilio Vaticano II está claramente establecido que el dios de los musulmanes y el de los cristianos es el mismo. El propio Juan Pablo II dijo que una de las cosas que más profundamente nos une a unos y a otros es que rezamos al mismo único Dios, una frase que no admite ambigüedades. Si Benedicto XVI tiene una actitud hacia el Islam distinta a la de su antecesor creo que aún es pronto para decirlo. Pero también creo que Juan Pablo II nunca hubiera permitido que ocurriera un error como el de la Universidad de Ratisbona. Aunque creo que esto ha podido producirse más por inexperiencia o por un exceso de confianza que porque haya habido un cambio de dirección política.


P.- Este «desastre», como usted mismo acaba de calificarlo, ¿cuánto daño ha hecho a las relaciones entre católicos y musulmanes? ¿Y cuánto tiempo llevará cicatrizar la herida?


R.- Las relaciones hasta ahora eran realmente buenas, y creo que gracias a eso las disculpas ofrecidas por el Papa serán aceptadas por la mayoría de los musulmanes. Por supuesto que la gente encolerizada, la gente que quiere conflicto, que quiere encontrar una excusa para poder atacar a los cristianos, no se sentirá satisfecha con ninguna de las excusas que el Papa pueda ofrecer. Pero, según mi experiencia, la mayoría de los musulmanes quiere vivir en paz y está preparada para aceptar las disculpas ofrecidas por el Pontífice.


P.- ¿Cree entonces que el Vaticano ha gestionado bien esta crisis? Hay quien sostiene que el Papa debería de haber pedido abiertamente perdón, cosa que no ha hecho.


R.- Creo que el Vaticano ha gestionado esta crisis mucho mejor de lo que muchos pensaban, pero también creo que podía haberlo hecho aún mejor. El Papa ha pedido disculpas, pero algunas veces sus excusas sonaban como una autojustificación. Yo creo que lo que se necesitaba era un claro y humilde perdón, que el Papa hubiera dicho que lo sentía, que su intención no era ofender a nadie pero que entendía que sus palabras hubieran podido ofender a algunos y que pedía perdón por ello. Las cosas se podían haber hecho mejor, indudablemente, pero también se podían haber hecho mucho peor. Y dada la tradición de que los Papas no pidan públicamente perdón, Benedicto XVI ha ido bastante lejos.


P.- Algunos en el Vaticano aseguran que ésta ha sido una crisis mediática, jaleada por la cadena de televisión qatarí Al Jazira -con enorme difusión en todo el mundo islámico- y por su insistencia en airear de manera descontextualizada las palabras de Benedicto XVI. ¿Usted lo cree?


R.- No, no lo creo. Sí, muchos en el Vaticano culpan a los medios de comunicación de esta crisis, porque dicen que los periodistas pusieron todo el énfasis en la frase en cuestión. Pero a mí ese razonamiento me parece demasiado simple. Los musulmanes, obviamente, no se hubieran podido enfadar si no hubieran tenido conocimiento de las palabras del Papa. Pero ¿qué debía haber hecho la prensa? ¿Silenciar el asunto? Yo no creo que la cobertura que Al Jazira ha dado a este asunto haya sido injusta o calumniosa, no.


P.- El Papa en su polémico discurso hablaba de la yihad, de la guerra santa en nombre de Dios.


R.- Ésa otra de las cosas que ha molestado a los musulmanes, porque el discurso del Papa en Ratisbona daba una visión equivocada de lo que es la yihad. La yihad es un bello concepto espiritual que, básicamente, significa que cumplir con la voluntad de Dios no es una cosa fácil, es una lucha en la que hay que hacer sacrificios y controlar las bajas pasiones, la venganza, la pereza, el enfado, la ira... Es una lucha que dura toda la vida. Y los musulmanes, además, tienen que luchar en contra de la injusticia, de la opresión. A veces esta lucha puede implicar el uso de la violencia, pero eso es lo más infrecuente. La mayoría de los musulmanes que conozco recorren el camino que va desde el nacimiento hasta la muerte sin involucrarse en la violencia. Es un error pensar que los musulmanes, en base a creencias religiosas, están obligados a tomar las armas y a actuar de manera violenta.


P.- ¿Usted no cree, como Samuel Huntington, que estamos viviendo un choque de civilizaciones?


R.- No. Mi experiencia me dice que en Indonesia, en Turquía, en Italia, en Estados Unidos, en España o donde sea la gente quiere y necesita básicamente lo mismo. La gente quiere comida en la mesa y quiere un techo donde guarecerse cuando llueve, una vivienda. La gente no quiere tener que preocuparse de si sus hijos salen de su casa y no vuelven por la noche. La gente quiere unas fuerzas de seguridad efectivas integradas por personas fiables a quienes no les tengan miedo. Quiere un Gobierno eficiente, que no malgaste su dinero y que proporcione servicios básicos como la educación y la salud. ¡La gente de todo el mundo quiere todas estas cosas, quiere lo mismo!


P.- ¿Entonces usted cree que no hay choque de civilizaciones, sino una parte del mundo donde las necesidades básicas están cubiertas y otra donde no?


R.- Ahora estamos asistiendo a un choque temporal entre los musulmanes y los poderes occidentales, en particular, aquéllos liderados por los gobiernos de Estados Unidos y el Reino Unido. Los musulmanes se sienten bajo ataque, sienten que su forma de vida, sus creencias y su cultura están siendo embestidas. Y los occidentales también se sienten bajo ataque por parte de los musulmanes, que no aceptan su forma de vida. Pero esto va a pasar. Si usted me entrevistase dentro de 20 años estoy seguro de que hablaríamos de problemas totalmente distintos.


P.- ¿Qué puede hacerse ahora para tratar de arreglar la situación?


R.- Creo que es siempre más fácil que los cambios procedan de una democracia que de una dictadura, y por eso mi esperanza es que en las democracias occidentales tenga lugar el primer e importante cambio. Recuerdo por ejemplo que en la época de Bill Clinton había una actitud muy distinta hacia el Islam.


P.- ¿Cuánta responsabilidad tiene el presidente George Bush en la situación de conflicto que vivimos?


R.- Creo que Bush tiene mucha responsabilidad. Él ha hecho aumentar el número de musulmanes furiosos después de los bombardeos en Afganistán, después de la invasión de Irak, después de las horribles historias que hemos oído sobre Guantánamo y Abu Ghraib. Está claro que no podemos culpar a Bush de todo, pero ciertamente con él el porcentaje de gente enojada es mucho mayor que antes, y las cosas están peor. Toda la cuestión de la detención de gente sin cargos en sitios secretos, su transporte con los ojos vendados por todo el mundo y demás brutalidades, como las cosas aberrantes que han salido de la cárcel iraquí de Abu Ghraib, no hacen más que transmitir un mensaje a los musulmanes: ésta es gente que no nos respeta para nada. Y creo que, cuando el número de gente enojada es pequeño, los enojados violentos también son pocos. Pero si hay una gran base de gente enojada va a haber más personas inclinadas hacia la violencia.


P.- Volviendo a Benedicto XVI, estos días ha habido gente que lo ha defendido y que incluso se ha sentido muy orgullosa porque finalmente el Papa ha hablado en contra del Islam. Es más: algunos han destacado que a diferencia de Pío XII, que supuestamente calló ante el nazismo, y de Juan XXIII y Pablo VI, que no hablaron en contra del comunismo, ahora Benedicto XVI tiene el coraje de denunciar la violencia del Islam.

 

R.- Creo que es una forma muy ideológica de ver la cuestión: ¿quiénes son las principales víctimas de la violencia en nuestro mundo? ¡Los musulmanes, no los católicos! Los iraquíes, los afganos... Afganistán es uno de los países más pobres de Asia, que fue bombardeado y que no tenía nada que ver con el World Trade Center. ¡La mayoría de los afganos ni siquiera sabía dónde quedaban las Torres Gemelas! ¿Quién está siendo asesinado en Cachemira? Los musulmanes. ¿Quién está siendo asesinado en Chechenia? Musulmanes... Como occidentales percibimos a los musulmanes como una amenaza para nosotros pero, objetivamente, en estos momentos los musulmanes son las principales víctimas de la violencia.


   

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