Repensando el Peronismo

Abril 2005

RECONSTRUCCIÓN 2005

 

El mundo cambia y con él, nuestra Argentina. El peronismo también debe cambiar – o morir. Tiene una ventaja: ya lo hizo. Cambió – o murió para renacer después – en el ’55, con la Resistencia, después del ’66, con la irrupción de una nueva generación, después del ’83, con la Renovación… y siguen las firmas. Esta página es una pequeña apuesta a que en el cambio que se está gestando y en las definiciones que implique participe la imaginación y la voluntad de todos los argentinos que quieran hacerlo.
                                             El equipo de Reconstrucción


Cuando empezamos a poner en Internet la página de Reconstrucción, la encabezamos con un documento, escrito para discutir en el justicialismo de la Capital, donde se planteaba que el peronismo tenía una deuda con la gente, que no se resolvería con un cambio de hombres en su conducción y sí con la elaboración de políticas.

 

Evidentemente, no ha sido tomado en cuenta.


Hoy el Partido Justicialista metropolitano tiene una nueva conducción. Sus miembros son compañeros conocidos. La elección en las circunscripciones sirvió para evaluar liderazgos locales. Para la ciudad hubo lista única, pero ya todos sabemos que las internas se ganan desde el gobierno. Lo que duele es que no ha habido una sola idea nueva para Buenos Aires, frente a un gobierno, el de Ibarra, que se cae a pedazos entre la bronca o la indiferencia de los porteños.


Por eso vemos que muchos compañeros bien intencionados son arrastrados por una política sectaria, que niega el debate en el seno del peronismo, a buscar en alquimias electorales la posibilidad de expresarse. Creemos que es esta actitud la que ha logrado que el menemismo – que nunca fue fuerte en la Capital – reaparezca, al menos en los medios, como oposición.
Por razones de dignidad, uno no se quiere identificar con el antimenemismo furibundo que aparece después de 1999, o de 2003. Que, como con los antifascistas que brotan después de 1945, sirve de telón para ocultar agachadas y corrupciones.


Por eso, respetamos la opción que la mayoría votó en 1989 y 1995. Inclusive, respetamos a los compañeros que aún hoy puedan estar convencidos que Menem todavía expresa una opción válida para la Argentina.


Pero esa no es nuestra posición. Nuestra crítica a los problemas, y las graves omisiones, del proyecto que se empieza a armar en nuestra patria a partir del derrumbe de la convertibilidad, no disminuye nuestra convicción que el modelo de los ´90 tenía en sí las raíces de ese derrumbe, y que, sobre todo, no tiene respuestas válidas para los problemas que enfrentamos hoy.


Nuestro esfuerzo sigue dedicado a repensar el peronismo, para ayudarnos a repensar la Argentina.
 

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